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miércoles, 28 de octubre de 2020

Pratyahara - Introspección e interiorización: la 5a rama del yoga de Patanjali


Pratyahara - Introspección e interiorización: la 5a rama del yoga de Patanjali

El yoga es un vasto sistema de prácticas espirituales que proporciona herramientas para el crecimiento interno. Nos enseña cómo entender los diferentes aspectos de nuestra naturaleza y cómo armonizarlos con el universo mayor dentro y alrededor de nosotros. Esta maravillosa ciencia interior nos muestra cómo realizar nuestro máximo potencial evolutivo.
Como poder definir Pratyahara? No es sencillo

El yoga de Patanjali nos habla de las ocho extremidades y la practica de Ashtanga yoga, cada una con su propio lugar y función. Juntos forman un sistema completo para el desarrollo espiritual. Las ocho extremidades son: Yama (observaciones), Niyama (disciplinas), asana (posturas), pranayama (control de la respiración), Pratyahara (control de los sentidos), darna (concentración), dhyaya (meditación) y Samadhi (absorción). De ellos, el Pratyahara es probablemente el menos conocido. ¿Cuántas personas, incluso profesores de yoga, pueden definir Pratyahara? ¿Alguna vez has tomado una clase en Pratyahara? ¿Has visto alguna vez un libro sobre Pratyahara? ¿Puedes pensar en varias técnicas importantes de Pratyahara? ¿Realizas Pratyahara como parte de tus prácticas yóguicas? Sin embargo, a menos que entendamos Pratyahara nos estamos perdiendo un aspecto integral del yoga. Sin este aspecto, el sistema no puede funcionar.
Este termino Pratyahara proviene del sánscrito y tiene raíz en dos palabras, “PRATI” y “AHARA”: PRATI significa abstenerse, retraer. AHARA, alimento o “lo que obtenemos desde el exterior y nos nutre”.

Para los hindúes nos nutrimos en tres diferentes niveles:

1) A nivel físico, el alimento que nos proporcionan los cinco elementos para nutrir el cuerpo.
2) A nivel mental, son todas las cosas que impresionan nuestros sentidos, aquellas sustancias sutiles que nutren la mente a través del oído, tacto, vista, gusto y olfato.
3) A nivel emocional/espiritual, están nuestras asociaciones, nuestros afectos, las relaciones interpersonales, en fin, lo que nutre nuestro espíritu.

Podemos controlar los alimentos que ingerimos. Sin embargo, en niveles más sutiles, es difícil tener control sobre las impresiones en nuestra mente. Un aroma, una imagen, son objetos que conmueven nuestra mente y la llevan hacia otro lugar. Por eso, lo que logramos a través de PRATYAHARA es liberar la mente de los múltiples estímulos que recibe.

El aislamiento de la conciencia y la actividad psíquica genera un estado mental claro y atento para así poder estar más cerca de nosotros mismos. Asimismo, este momento de interiorización nos permite una nueva conexión  con los objetos. Muchas veces luego de la práctica de PATRYAHARA obtenemos respuestas ya que nuestra mente queda más atenta a los estímulos que recibe de nuestros sentidos.

Hasta aquí (quinto grado) generalmente llega cualquier persona que se acerca a tomar clases de Yoga sin mayores dificultades. Por supuesto, que cada uno tomará su tiempo para hacerlo. Es una practica que requiere paciencia y respetar el ritmo que marca nuestro interior.

Es importante que se entienda, queridos lectores, que esta es una pequeña reseña de la quinta rama del yoga de Patanjali. Para completar esta actividad es necesario leer mucho y practicar. La práctica de Pratyahara nos brinda la oportunidad de dar un paso atrás y echar un vistazo a nosotros mismos. Esta retirada nos permite observar objetivamente nuestros antojos: hábitos que tal vez sean perjudiciales para nuestra salud y que probablemente interfieran con nuestro crecimiento interior.






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