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miércoles, 21 de octubre de 2020

El Cuarto Niyama: Svadhyaya - Auto-Estudio

 El Cuarto Niyama: Svadhyaya - Auto-Estudio

El cuarto de los niyamas (observaciones personales) de los Yoga Sutras de Patanjali es svadhyaya. En sánscrito, sva significa "yo;" dhyaya se traduce como contemplar, meditar o reflexionar. Por lo tanto, Svadhyaya se puede traducir como auto-reflexión, auto-contemplación o el estudio de uno mismo. Al igual que muchos aspectos de los Yoga Sutras, esta introspección se puede abordar de una manera tradicional, como en la época de Patanjali; o la práctica podría ir hacia una interpretación más moderna.

Una forma tradicional de svadhyaya es la recitación de mantra: repetir una palabra o grupo de palabras que se cree que tienen resonancia espiritual, como Om. Patanjali en particular hizo hincapié en la recitación de Om (Yoga Sutras 1.23-29), que él consideraba una representación de la conciencia pura. Al cantar Om u otro mantra, la atención de uno se centra singularmente en esa palabra y todos los demás pensamientos se desvanecen. Entonces uno puede someterse plenamente al momento presente y experimentar esta conciencia pura dentro de sí mismo libre de las construcciones de la mente.

Otra forma clásica de svadhyaya es el estudio de las Escrituras sagradas. Esto podría referirse a las Escrituras yóguicas, como el Bhagavad Gita o los Sutras del Yoga, pero también podría incluir cualquier escritura que sea espiritualmente reveladora y edificante y que fomente la investigación de nuestra propia divinidad. Cuando estudiamos estas obras y aprovechamos la sabiduría de los buscadores y sabios espirituales anteriores, también participamos en nuestro propio autoexamen. Estos recursos pueden ser utilizados como un espejo para reflejar lo sublime en nuestra propia alma.

Más ampliamente, svadhyaya se refiere a cualquier actividad en la que nos estudiamos en silencio y reflexionamos sobre nuestras acciones, pensamientos, emociones, motivaciones, aspiraciones, deseos y necesidades en la búsqueda de una experiencia más profunda de nuestra vida y de nosotros mismos.

Por Christine Malossi 



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