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martes, 9 de febrero de 2021

Para reflexionar... Nuestros viejos hábitos y cómo cambiarlos

 

Para reflexionar...
Nuestros viejos hábitos y cómo cambiarlos

Como individuos todos hemos encontrado un ritmo personal en la vida que es más rápido o lento que el de otras personas, más concentrado o relajado, y así sucesivamente.
Este conjunto de hábitos es mucho más que simples preferencias. Después de meses y años los hábitos se transforman en cambios físicos en el cerebro y entonces nuestras propias elecciones pasadas nos programan. Si sientes que el tiempo trabaja en tu contra es tu propio condicionamiento psicológico que regresa a perseguirte. En el trabajo, por ejemplo, tu cuerpo y tu mente se conjugan para generar prisa, presión, ansiedad y estrés en ti y en los demás. Todo el proceso es un bucle de retroalimentación que se repite y repite. Con la repetición viene el daño al sistema de formas muy sutiles que casi nadie percibe. Por ejemplo, el estrés generalmente desencadena una ligera inflamación en muchas partes de nuestro cuerpo. Nos percatamos de la inflamación aguda debido a síntomas como el dolor, la hinchazón, el enrojecimiento de la piel y la fiebre como cuando te da gripe.
Una leve inflamación crónica no tiene síntomas obvios y sin embargo ahora sabemos que la mayoría de los trastornos en el estilo de vida que afectan a la gente más tarde en la vida incluidos ciertos tipos de cáncer, infecciones y sistemas inmunitarios debilitados, están relacionados con la inflamación.
El efecto del estrés que experimentamos hoy está vinculado con los efectos del estrés acumulado durante el transcurso de años, décadas y toda una vida. Problemas de salud como la enfermedad del alzheimer u otras formas de demencia junto con enfermedades de corazón y presión arterial alta deben abordarse de esta forma: te aseguras de tener una vida de bienestar prestando atención al bienestar diario mucho antes de que aparezcan los síntomas.
El estrés es lo opuesto a la homeostasis: el estado de equilibrio natural del cuerpo y la mente. Es importante romper los hábitos que mantienen el ciclo de retroalimentación del estrés. Suele pasar con demasiada frecuencia que estamos a favor de la necesidad de reducir el estrés sin hacer nada al respecto y cuanto más posponemos hacer cambios más nos afianzamos en una vida estresante.
Trabajamos muy duro, llevamos la oficina a casa, acortamos nuestras horas de sueño e ignoramos los remedios físicos sencillos para aliviar el estrés como caminar e incluso estar de pie durante el día, salir al aire libre para estar en la naturaleza y darnos tiempo para hacer yoga y meditación.
Nuestros hábitos disfuncionales con el tiempo son resultados de creencias y comportamientos inconscientes y afín de revertirlos primero debemos ser conscientes de ellos. Nos liberamos de nuestros condicionamientos pasados viviendo en el momento presente.
Pensamiento: Toda renovación se produce en el presente
Autor desconocido




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