Meditación para el cambio
Estamos cambiando todo el tiempo El cambio es la ley del universo. Todo cambia. Sin embargo hay una cosa en nuestras vidas que parece que no cambia nunca: el apego a nuestro propio ego. Tú sí cambias, pero tu ego no te deja ver tu propia madurez o potencial. Esto crea un estado constante de cierta molestia en la mente. La diferencia entre tu realidad y tu percepción de ella, a través del ego, crea dudas, y las dudas crean miseria. Dudar quita unos 90 cm a tu radiación áurica. El ego no dejará que cambies con facilidad. Bloquea la comunicación.
Evalúate a ti mismo para salir de la oscuridad. Una persona afortunada que tiene un maestro se puede evaluar a si misma. Al final tiene que haber rendición por tu parte hacia tu yo superior, para aceptar felizmente por todos los cambios y para tener el resplandor total de tu alma.
Dobla los dedos como al hacer un puño. Las yemas tocan la parte interior de los nudillos, justo donde comienzan los dedos. Junta las manos y llévalas al centro del pecho. Las manos se tocan solamente en dos puntos: los nudillos del dedo medio (Saturno) y las puntas de los pulgares. Los pulgares señalan hacia el centro del corazón y se aprietan entre sí.
Mantén esta postura y siente como fluye la energía a través de los pulgares y nudillos. “El calor empezará a pasar por tus dos dedos pulgares. Lo puedes observar con mucha tranquilidad. Es una meditación funcional.” Yogui Bhajan.
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