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lunes, 22 de marzo de 2021

Meditación para principiantes Dia 3

 Meditación para principiantes 
Dia 3

El punto de meditar —independientemente del tipo— es esculpir un poco de espacio entre el estímulo y la respuesta, entre el pensamiento y la acción. Un poco de espacio puede ser la diferencia entre el arrepentimiento y la satisfacción. Puede ser la diferencia entre lograr tus metas y descarrilar tus planes. Puede ser la diferencia entre una relación abierta y cariñosa, y una rivalidad tóxica.

La meditación se trata de crear otro tipo de espacio: el espacio entre tus pensamientos y tu concepto de ser. Cada uno de nosotros tiene miles de pensamientos y emociones por día, lo que significa que hay miles de oportunidades cada día para cometer el error de identificar quiénes somos con un poco de pensamiento en la cabeza. Pero hacerlo es ridículo. Cada uno de nosotros tiene tantos pensamientos contradictorios cada día que al identificarnos con dos cualquiera puede ponernos en desacuerdo con nosotros mismos varias veces al día.

Hay muchas formas de meditar, y todas ellas nos enseñan a comprender nuestra mente, de tal modo que aprendamos a desacelerarse, calmarla, tranquilizarla…y así podamos disfrutar más la experiencia del momento presente.
Recuerda que, en lugar de eliminar los pensamientos, solo queremos observarlos cuando vienen.
Solo queremos darnos cuenta de cuando llega un pensamiento, sin enfadarnos, sin rechazarlo, sin juzgar si está bien o está mal…el ejercicio consiste en simplemente observarlos, como si te trataran de nubes en el cielo. Nubes que vienen y se van. Pensamientos que vienen y se van, vienen y se van.

Día 3

Cuando estés listo, deja ir las preocupaciones que has acumulado hoy, y siéntate cómodamente, con la espalda recta, los hombros relajados, las manos descansando en tu regazo o rodillas…y haz una respiración profunda, inspira y espira por la nariz. Mientras te relajas vas cerrando los ojos lentamente. Sintiendo el peso del cuerpo. Observa los sonidos a tu alrededor…y observa si tu cuerpo se siente ágil o cansado.

Empieza a sentir el movimiento de la respiración en tu cuerpo.

Observa con curiosidad en qué parte del cuerpo te sientes mejor. Tal vez en la nariz, en el vientre o tal vez en el pecho.

Y observa cómo es tu respiración. Larga o corta, grande o pequeña. Permite que tu atención descanse en este movimiento de la respiración

Cuando venga un pensamiento, obsérvalo como si fuera una nube en el cielo. Un pensamiento que viene, un pensamiento se va.

Permite que exista, que se acerque, y con amabilidad, con suavidad, permite que se aleje y desaparezca.

Y vuelve de nuevo tu atención a la respiración. Sin forzar, con naturalidad. Y quédate aquí, muy quieto, unos segundos más…

Ahora vuelve la atención de nuevo al cuerpo, la sensación de contacto con el suelo, los sonidos que puedas escuchar desde la habitación o donde estés, tal vez puedas notar algunos olores, y poco a poco, ve abriendo los ojos.

Dedica un momento a observar cómo te notas. ¿Estás igual que hace diez minutos? No se trata de juzgar, si no de darte cuenta.

Recuerda que en este ejercicio no importa cuantas nubes haya en el cielo, de qué tamaño son o de qué color son. Lo que nos interesa es ver cómo nos relacionamos con las nubes, como nos relacionamos con los pensamientos.

Gracias por este tiempo y espero verte mañana, en el día 4.


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